SUBSIST.104D

Vivimos sumergidos en una rutina visual, un flujo reiterativo de información gráfica que nos mantiene acorralados en áreas comunes, pasivas y acatadoras. Diapositivas del control mental. Adoctrinamiento del ojo.

Una de las principales incógnitas que moviliza a quienes hacen del collage su forma de expresión es, en mi opinión, la búsqueda por desestabilizar la percepción prefabricada y crear nuevas realidades, haciendo del imaginario público una materia prima. A través del collage es posible mutilar la obviedad y reconstruirla en términos disruptivos. Collage es desmembramiento de lo establecido y apertura hacia lo inexplorado. Collage es incomodidad para el ojo zombificado.

Hoy más que nunca es necesario localizar y desmantelar el alambrado perceptual que nos impide crear lo impensado, esa maldita voz que nos repite: "no, esto no, con esto no se juega". Esta época, ferozmente policial, censuradora y moralista, extiende su dominio incluso en discursos que se proclaman contestatarios. La orden es la misma, sin importar demasiado de dónde provenga. Cada grupo social, corriente política, movimiento, tribu urbana, etc, funda su propia policía del pensamiento. Ese dedito aleccionador encubierto bajo el manto de las buenas intenciones, de las causas justas, del bien público, del amor o de lo que carajo sea. Jean Dubuffet decía que todo acto creador es antisocial o, al menos, asocial. Este concepto parece casi olvidado, eclipsado por solemnes prédicas ideológicas, cada vez más restrictivas.

Frente a toda lógica castradora de la imaginación, lo que necesitamos en una fuerza vital que nos propulse hacia los rincones más misteriosos e indómitos de la creatividad.

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